A lo largo de la historia, se ha ido generando una aparente y ficticia dualidad, que pone de un lado lo material, el cuerpo, los objetos, la tierra, y del otro lado lo sutil, el espíritu, la energía, el cielo. Esta dualidad ha sido producto de una historia, de una dinámica que nos ha marcado de muchas maneras, como en el desprecio del dinero como algo «impuro», en la aparente superioridad de un género sobre otro, en la idealización de lo idílico…
Las personas que realizamos prácticas relacionadas con la espiritualidad -como los meditadores, los practicantes chamánicos, los terapeutas holísticos, los practicantes de yoga u otras disciplinas como éstas- muchas veces nos volcamos hacia un lado de esta dualidad, por una razón muy simple: el mundo que nos rodea está muy polarizado, y nosotros reaccionamos inclinando la balanza en la otra dirección. Pero sabemos en nuestro interior que esto solamente es para intentar recobrar el necesario equilibrio.
Por eso es importante mantenernos más allá de esas dualidades, pudiendo manifestar la sutileza en un mundo donde lo material está entronizado, pero también pudiendo darle cuerpo a las ideas de transformación y armonía que buscamos para el mundo, que tan necesarias son.
El arquetipo del Guerrero Espiritual llega entonces para devolvernos al sentido fundamental del equilibrio, que trasciende dualidades sin perder eficacia, que busca la verdadera libertad, más allá de las apariencias, de los condicionamientos y de las ficciones.
Despertar el Guerrero Espiritual que vive en cada uno de nosotros se vuelve imperativo en los tiempos que corren. Este Guerrero no es violento, pero sí es decidido; no es ambicioso, pero sí es idealista; no es vanidoso, pero se ama a sí mismo. Porque sabe que su equilibrada fortaleza es necesaria para sanar al mundo.
Jaime San Martín Barzi
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Muy buena informacion. Muy Agradecida!!
Muchas gracias por tu comentario, Lilia!